La mayor parte de las creencias y costumbres que conocen los niños la reciben de sus padres, hermanos, parientes o de las personas que están en contacto con ellos. Por naturaleza, la familia tiene mayor cohesión y por esos sus valores llegan más profundamente al niño. Gran parte de los problemas familiares los provocan una serie de causas como la falta de comunicación entre los padres y la falta de respeto a los derechos que cada uno tiene como seres humanos, entre otras cosas.

Generalmente es aceptable, que se piense que el aprovechamiento escolar es un reflejo de la vida familiar; ya que cuando existe armonía y comunicación entre los padres con los hijos, éstos tienen aspiraciones de superación y de seguir adelante con sus estudios. Mientras que los que provienen de familias en donde las problemáticas son grandes, los niños generalmente se muestran agresivos y apáticos hacia el mundo que les rodea y a la escuela. Para el niño es muy importante que sus padres demuestren atención, cariño y cuidado, pues de esta manera se sentirá más interesado y tratará de demostrar lo mismo a sus padres.


Pero no todo es tan perfecto como se espera, existen muchas familias en un estado o proceso de desintegración que no logran mantener un equilibrio emocional en sus miembros provocando diversas reacciones. Desafortunadamente, muchos padres de familia piensan que sus hijos no se dan cuenta de lo que sucede y que por lo tanto no les afecta, cuando en realidad es todo lo contrario ya que los niños van buscando la manera de hacerse ver, de decir que están ahí, que sienten y que también importan, por lo general, dicha manera suele presentarse negativamente, con conductas inadecuada.

Es muy común escuchar que cada cabeza es un mundo y en realidad, es cierto, ya que cada quien tiene su propia manera de ver y asimilar lo que está a su alrededor. Uno como docente, debe tener siempre esto presente, que cada uno de nuestros alumnos asimila las cosas a su modo, quizá para bien, quizá para mal, pero a fin de cuentas las asimila, teniendo obviamente una reacción.


Cuando la desintegración familiar se desencadena en un momento de la vida del niño en el que ya tiene conciencia y entiende la situación, representa un golpe muy duro para él. Si nos ponemos a pensar un poco, su familia en ese momento es su todo, qué sentirá al verla desmoronada, es algo muy difícil, quizá no sabe que será de él, cómo será su vida de ahora en adelante, qué le pasará a sus padres, con quien estará, etc. Uno como adulto entiende este tipo de situaciones y analiza los factores dando razón de ellos, pero un niño no, para él es algo incomprensible y generalmente busca culpar a alguien, muchas de las veces a si mismo.


Dentro de nuestro salón de clase, no falta el niño estudioso, el niño platican el niño travieso o el niño agresivo; este último es el que afecta más las interrelaciones dentro del grupo, al generar continuamente problemáticas al grado de golpear o agredir verbalmente a los compañeros, lo cuál obviamente sobrepasa los límites de conducta aceptables. La primera reacción del docente es reprimirlo, pero el debe darse a la tarea de investigar el porqué de esas reacciones para poder así darle una atención adecuada a ese alumno y no dañarlo más de lo que esta.


Muchos de los casos de agresividad a los que me he enfrentado tienen su origen en el seno familiar por diversas razones, divorcio, abandono, maltrato, problemas familiares, etc. Por lo que siento que es muy importante tener un panorama general de la situación familiar de este tipo de alumnos, para canalizarlos a una institución, en caso que lo requieran, o bien para apoyarlos en lo posible a la superación de dicha situación.


Es importante que los docentes tengan un conocimiento general de las situación familiar de sus alumnos, sobre todo de aquellos que presentan mayor problemática ya sea de conducta, de socialización o de aprovechamiento, esto con la finalidad de poder contribuir al mejor desarrollo de los alumnos, sin llegar claro, más allá de donde le compete. Muchas de las veces, este tipo de prácticas nos permiten identificar qué tanto repercute la familia en la conducta del niño, sobre todo aquellas cuyos hogares se encuentran en desintegración o con ciertas anormalidades.

En ésta clase de hogares, se incluyen aquellos que no representan para el hijo el papel que deberían asumir. Los agrupa en tres categorías: hogares inexistentes, hogares inestables y hogares destruidos?
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